Yo ya no sé qué busco, pero sé que busco.

Escucho y huelo, y parece que algo intuyo. Hago canciones y las canto, y nos gustan, las cantamos juntos y esta búsqueda se amplia a dos más, a diez, a cien. Pero no sabemos que cresta andamos buscando, un montón de huevones ciegos detrás de una intuición esquiva y gigante, que parece avisar sobre algo inmenso, señalar el infinito. O algo así.
No sé qué busco y tampoco sé lo que trato de decir con esto. Solo que trato de trazar con estas palabras el borde, los contornos de esto que es la búsqueda de algo. Y no sé qué es ese “algo”, pero parece estar aquí a la vuelta, dejándose oler e intuir.
No sé cómo buscarlo, no sé dónde ni cómo. Solo me queda perseguirlo e intentar tocarlo, aunque no lo logre jamás, y solamente porque no se puede vivir de otra manera.

Esta mañana escucho versos de Manuel: “pues su corazón está cansado/ y ya no soporta la inclemencia/ y su corazón le ha aconsejado/ la paciencia”

l a p a c i e n c i a