Creo en tí con todas mis raíces, y lo hago a pesar de todo. Aunque leas tanto y no escribas nada, aunque quieras algo con todo tu corazón y no lo digas jamás, aunque estés al borde de los gritos y hagas como que no pasa nada. Creo en tí aunque tú no creas en tí. Porque yo también dudo y me paralizo, porque compro el diario para verlo encima y no leerlo, porque estoy sentado queriendo escribir un paper y estoy escribiendo que estoy escribiendo esto. Creo en tí a pesar de mí, porque no eres una certeza, eres una verdad. Y creer en tí es como una esperanza, y esa esperanza es como una tristeza, como una nostalgia del futuro, como una tristeza linda. Sí, linda y triste, y linda.


En el duelo de tu amor cuelgo de un árbol la guitarra,
pero el viento la recobra como un ave para sí.
En el río los queltehues atraviesan las campanas (…),
tanto creo en tí,
tanto, que escribí
cartas como sueños
(M. García)

(Foto: Ellen Perry, “Tree”)