Absolutamente aire es lo que emana de estas primeras líneas pasajeras.



El olor de lo tenue que derramas,

el frío de lo mucho a lo que temes,

la dulzura del labio que te muerdes,

la sombra que te acecha y que te tienta.



Todo, de pronto, se hace una sola gran distancia

que recorrer con tu aire de la mano.

Un solo temor bien camuflado

debajo de las mil seguridades,

que finalmente se hicieron

únicamente NADA.



¿y luego qué?