"De cuerpo presente". Varela, Thompson y Rosch.

1. Lo humano es encarnado. Para varios es dato conocido, pero parece ser una frontera dura para la integración de una amplia diversidad de disciplinas en el estudio de lo humano.

2. Ni psíquico en independencia del cuerpo, ni pura materialidad reduccionista. Lo humano emerge del sustrato de cada cuerpo, se da en imbricación indisoluble, su propia dinámica es capaz de modificar su estado actual. No nos sirven ni los biólogos reduccionistas, ni los psicólogos psiquistas. No servirán los sociólogos que olviden la diversidad individual, ni los teólogos “almistas”.

3. El cerebro no es química, es fisiología; se equivocaron los farmacólogos que creyeron que era cosa de identificar qué neurotransmisor empataba con cada función. Lo humano depende del cerebro, pero no está en el cerebro. Es el cerebro en un cuerpo determinado, con una historia singular, en un mundo dado el que constituye lo humano.

4. La experiencia lo es todo, pero no porque haga algo en “la mente”, en “el inconsciente”, en “el alma”. Es todo porque cambia el cuerpo.

5. Y así y todo, el cuerpo no sabe que cambia. Experimenta el cambio, asiste a él; pero solo llega a saberlo el hombre, narrador de su propia experiencia. “Me duele la pierna”, o al menos “me duele algo que no sé bien”. Antes, milisegundos antes, todo difuso; si es que algo.

6. Con esto a la vista, apasiona el fenómeno del lenguaje. Al mismo tiempo es consecuencia de la dinámica del cuerpo y dominio donde el cuerpo habita, y vaya a saber uno si cuando digo “al mismo tiempo” no estoy diciendo una barbaridad. Dicho de otro modo, la conciencia humana existe en el lenguaje, es el flujo de lenguaje en el que el hombre se narra el acontecer, pero ese lenguaje es consecuencia del operar del cuerpo del hombre, de la historia de ese cuerpo, del mundo en el que ese cuerpo está y ha estado. Surgen juntos el hombre y su lenguaje.

7. Apasiona también la experiencia humana, lo inenarrable. Apasionan también sus variedades, sus condiciones, sus desperfectos. Algo en el citoesqueleto de actina que puede hacer a un humano autista, algo en el metabolismo del amiloide que lo puede hacer retardado o demente. ¿Cómo abarcar ese salto de la molécula y de la célula a la conducta humana, al lenguaje y a la racionalidad?

8. Pienso que a éso hay que dedicar la vida, a convencer de la encarnación y a buscar ese salto. Si alguien tiene idea de un postdoc que pudiese resultar favorable para remar en esa dirección que me avise ya mismo, please.

Nota: “De cuerpo presente” es un libro del Dr. Pancho Varela que inspira la mayor parte de estas nociones e inaugura el deseo de dedicarme a las neurociencias. Puede hallarse en inglés bajo el título “The embodied mind”.