Para que las canciones evadidas lleguen a tiempo,
tendrán que dejarse leer.
En vez de ser oídas.

Me cansé de buscar con los ojos abiertos,
te cansaste de ser

un grito que se ahoga,
la belleza perfecta que nadie ha tocado en su centro,

soledad que se moja.

Soledad
que se moja.

Derribado de frío, me callé
de los labios, los párpados,

te callaste en mi pánico refugiado en el té.
Yo no sé ni la clave en que escriben tus manos,
ni de dónde esta sed.

Ni de dónde esta sed.

Me cansé de buscar con los ojos abiertos,
te cansaste de ser un grito que se ahoga.

Tu vértigo en mi abrazo, mi angustia desarmada
transformada en tu boca.

Transformada en tu boca.