(una volada teórica…)

¿Será Dios un sistema?

Acaso el más inclusivo de todos los posibles. Un sistema cuyos elementos son operaciones, que distinguen otros sistemas, y en ese sentido quizás una especie de sistema de sistemas. Un sistema autopoyético, digo, cuyos elementos constituyentes son operaciones, y precisamente –por autopoyético- causa suya y de todo sistema.
Acaso un sistema cuya operación que lo distingue del entorno es amar, tal que es ese su sentido y el criterio operacional que selecciona sus elementos.

Un sistema autopoyético de esa naturaleza se comporta como un organismo, de modo que el resultado de ello sería un Dios persona, cuya esencia es puro verbo (sus elementos son operaciones), acto contingente cuyo sentido es amar, no hay amor posible fuera de Él. No puede sino amar, pues es esta la distinción que lo realiza.
Dios causa suya y creador de todo verbo, y por extensión de todo lo que existe.
Sistema hermoso y total, cuyo dominio de posibilidades es todo acto.
Omnipotente, omnipresente, omnisciente.
No ilimitado, sin embargo. Limitado a los actos en que se ama, y precisamente por eso, capaz de todo. Y por eso existente, por denotado.

Incognoscible de manera directa.
Improbable, pero posible.
Suponer Su existencia es un acto de fe, un salto a la nada.
Pero, ¿y suponer este sistema?